¿No creéis que con el tiempo los recuerdos vividos se van esfumando? ¿Que si no los retienes, recordándolos día tras día, ellos acabarán por desaparecer y tú nunca tendrás la certeza de lo que pasó aquel 14 de mayo o aquel 20 de septiembre de hace unos 10 años fue real? Hay un recuerdo que nunca olvidaré, ese que me empeño en repetir para no olvidar jamás, hace exactamente 5 años, 22 días, 10 horas, aquel 3 de octubre del 2009, cuando llegó mi vigésimo aniversario.
(inicio de Azul Cielo)
Creo que por eso me tienen aquí, porqué es lo único que recuerdo. Parece que esta es mi condena, pero a la vez, algo me dice que también es mi salvación.
Me molesta esta espera. Me irrita tener que buscar tan dentro de mí. ¿Que qué busco? Ellos quieren una respuesta inmediata. La mujer que se sienta frente a mi parece tener mucha más paciencia que yo. Todavía sonríe amablemente, es su trabajo. A mi ya no me quedan uñas que morder. Miro el bidón de agua con sus vasitos de plástico.
-Amelia ¿Puedo beber agua?- el que responde con una negativa es Andrés, también es su trabajo.- No se que más quieren que les cuente. Llevo dos horas explicándoles como fue el día de mi cumpleaños una y otra vez, y les aseguro que no recuerdo nada más después de eso. Luego desperté en este sitio hace tres días, ya lo saben.
-Vamos, inténtelo una vez más, tiene que haber algo ahí dentro. Nosotros le ayudaremos a recordar- Amelia no cambia su tono suave.
-Míren, estoy cansado, no consigo sacar nada más de mi memoria. ¿Alguien me podría decir quien soy? Y no me refiero al nombre que me han dado ni a sus do-cu-men-tos ¿Y que es este lugar?- sus expresiones no cambian, ella amable, él severo.- ¿Pero que coño hago aquí?
-Ángel cálmese. Solo intentamos ayudarle- a pesar de sus palabras no me fio del tío serio. Algo le nubla la vista ¿Duda?.- ¿Que pensaría si le digo que hace cinco años que usted tiene esta conversación diariamente con la señora Amelia?- eso es imposible pero siento vértigo en el estómago y se me reseca la garganta. Aunque no se qué intenta decirme está claro que no es un farol. Mi cara tiene que haberle hecho entender algo que mi voz antes ha sido incapaz, porque me acerca un vaso lleno de agua.- Vamos Ángel, colabore, díganos que recuerda exactamente.
-Yo...les he dicho que es mi cumpleaños, cumplo quince. Mi madre me espera a la salida del cole. Se supone que tengo entreno, pero ella dice que hoy es un día especial y ha preparado algo especial para cenar con papá. Se ha pasado la mañana cocinando, ha salido antes del trabajo, y quiere darle una sorpresa a mi padre... -el cosquilleo en mi estómago es cada vez más grande. Joder, estoy sudando. Mis recuerdos son los mismos, pero ahora intuyo más detalles, lo veo todo con mayor nitidez.- De camino me compra un helado. Me acuerdo perfectamente de como el señor Alonso intenta convencerme para que me lo lleve de nata, y cuando protesto mi madre me llama maleducado. Giramos la esquina de la tienda con el helado, y cuado me entra la segunda arcada lo tiro al suelo. Mamá solo me pega una bofetada, una sola porque no está dispuesta a que le arruine su noche. Se ha puesto guapa. La falda más corta de lo normal, tanto que cuando se inclina se le ve el interior de los muslos que no cubren las medias. Por la calle los hombres la miran y se les ilumina la cara al verla, pero no me gusta su expresión. Parecen lobos divertidos a punto de saltar sobre su presa- hasta este momento no me había fijado en el escote de Amelia, claro que mi madre es mucho más joven y bonita en mis recuerdos que la rubia llena de arrugas que me mira en estos momentos.- Son sus tetas, los hombres la miran a las tetas porque las lleva medio fuera, asomando entre un encaje negro. Así que el enfado se le pasa deprisa. Supongo que debería darle las gracias a esos hombres por prometerle tantas cosas con la mirada, por confirmarle que su disfraz de carne húmeda es excelente.
-¿Que pasa cuando llegas a casa Ángel?- ¿Lo que noto en su voz es ansiedad?
-Subimos con el vecino nuevo en el ascensor, que no es demasiado grande, pero creo que no hace falta que se pegue tanto detrás de ella. Me incomoda pero es evidente que a ella no. Se sonríen durante cuatro pisos, y al final se despiden, "espero verte pronto".
En esta habitación, sus caras dicen que estan mucho más sorprendidos que yo, que mis recuerdos empiezan a aparecer y les dejan boquiabiertos. Pero yo me encuentro muy lejos de aquí, unos cinco años atrás para ser exactos. Solo se escucha la cinta de la grabadora, es posible que estos dos ni respiren, rompo el silencio con mi voz otra vez.
Entro corriendo en casa con la emoción de descubrir si mi padre ha llegado ya. Él es el refugio perfecto tras la pesadilla en que se ha convertido el camino de vuelta al hogar. En el comedor no hay nadie pero las ventanas estan abiertas como siempre que papá llega a casa. Oigo como se cierra la puerta de entrada unos metros detrás mío. Miro en su habitación y la chaqueta de su traje ya está colgada en su percha antiarrugas, así que seguro que está en casa.
Salgo disparado hacia el unico rincón en que puede estar papá. Es lo frío que está el pomo de la puerta de su despacho lo que me hace pensar que si está cerrada significa prohibido entrar. Pero es demasiado tarde, voy decidido a encontrarme con él. Probablemente esté hablando con la abuela por teléfono porque no se encuentra demasiado bien estos días. O puede que sea su asesor el que le tiene al teléfono, o quizás está revisando las facturas una y otra vez para que no se le escape nada. No pienso que importe, hoy es mi cumpleaños y tenemos que celebrarlo juntos. Necesito que mi padre me abrace y que sea mi refugio una vez más. Pero mientras giro el pomo siento que algo no está bien, que quizás papá no quiere que entre, pero ya estoy dentro.
-Vamos Ángel, lo estás haciendo muy bien. ¿Que hay en esa habitación?- así que este par siguen escuchándome...
Una bola de rencor empieza a crecer en mi tripa. Estos recuerdos son nuevos, y les empiezo a odiar por hacerme recordar. A cada segundo un detalle más se une a mi pasado, a mi único recuerdo, para hacerme ver que todo es una media verdad, que detrás de esta puerta está la gran mentira. Nunca debería haber abierto el despacho, por eso he cerrado la puerta de lo que realmente sucedió aquel día. Ellos me han obligado a que la vuelva a abrir, y a que cruce la linea que separa entrar (recordar) y quedarme fuera (olvidar).
-¿Porqué queréis saber la verdad? Yo no quiero. ¡La verdad duele! Esos ya no son mis requerdos, ¡Yo no los quiero!
-Vamos chico acaba con esto, dinos que pasó.
Este tio es el demonio. Le odio. Me levanto y sin darles tiempo a nada le parto la silla en la cara. Cae al suelo y aun me mira, parece que no termina de creerse lo que acaba de pasar. Pero de momento no va a moverse más. Solo tiembla y se retuerce como si se estubiera electrocutando. Miro como sale sangre de su frente, de una fea brecha en su cráneo ahora deformado. Lo curioso es que Amelia ni se inmuta, solo me mira hipnotizada esperando que termine mi relato. Mientras, el agente judicial se desangra, su piel va perdiendo color, y el charco de sangre es como un camino para mi que me transporta otra vez al despacho de mi padre.
Al abrir la puerta mis ojos pasan por la alfombra gris y se detienen en el sofá. Mi padre está de pie, de espaldas a mi, la camisa blanca le llega por debajo de la cintura, pero sus piernas quedan al descubierto. Parece que no nota mi presencia pero en cambio ella, puesta a cuatro patas sobre el borde del sofá se gira y me ve. Sus ojos, perdidos en un mundo de placer, tardan un segundo en enfocar, y cuando su cerebro procesa la información le hace cerrar la boca, y convierte la cadencia de los gemidos en un taco, crudo, rápido y directo, mierda.
Ahí todo se vuelve una bola de carne confusa. Sus grandes pechos siguen balanceándose durante unos segundos, se separa de su amante y veo el interior de sus muslos afeitado perfectamente, rosado y húmedo. Aparece de golpe el ariete de carne de papá, erecto como un faro guiando al barco en que se ha convertido su secretaria. Se gira y me ve. Esa mirada está llena de odio. Odio y algo más, un viejo rencor que ya no puede disimular, la punta de la lanza de la culpa. No se cuanto tiempo nos miramos pero cuando logro apartar la mirada su pene se ha transformado en un pequeño gusano arrugado.
Él grita algo mientras busca sus pantalones, pero no lo entiendo porque llega mi madre lanzando insultos. La otra mujer intenta recomponer su vestido. Es impactante lo ridícula que se puede ver una mujer elegante con el pelo despeinado y botones de la camisa desabrochados. Las manos de mi madre se funden en la melena de la desconocida y tiran con tanta furia que la hace caer al suelo. Él la abofetea para frenarla. Intentan salir de la habitación, me rozan, me empujan y me gritan, pero no reacciono hasta que mamá araña la cara de papá. Le sale sangre de la cuenca del ojo. Entonces, sin querer, mi padre, convertido en las aspas de un ventilador, me golpea en la cabeza y caigo sobre la alfombra. No se que me hizo pensar que el juego de pesas que tenia junto a mi no era una mala opción, pero tenía toda la razón. Ellos tres siguen en un abrazo triple, entre rugidos. Me coloco detrás de papá, y de un solo golpe con la pesa le abro la base del cráneo. Cae fulminado, pero no como el agente, papá está muerto antes de llegar al suelo. Mi madre ahora lo abraza sentada, lo acuna entre sus brazos. Uno, dos, tres...siete golpes con la pesa y al final ella también se calla. La otra chica apoya la espalda en el armario y se deja caer en la alfombra. Llora histérica y se derrumba sobre las rodillas, tapándose el rostro con las manos. La miro con calma. Contemplo los cadáveres de mis padres. La moqueta gris ahora es negra cubierta de sangre espesa. Ella es la culpable de todo esto, pero no tiene sentido negar que golpeandola a ella disfruté menos que con mis padres...
Y ahora Amelia y yo cara a cara, a solas.
"INICIO DE HISTORIA" DE GRIS CENIZA
28 de octubre de 2009
Tema: "inicio de historia"
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6 comentarios:
las descripciones abrumadoras de tus textos van cogiendo cada vez más consistencia. algún dia tocarás la cúspide? ;), yo creo que no.. continua así gris ceniza, porque cada relato tuyo nos transporta a un mundo lleno de sensaciones y de sentimientos que no tiene fin.. espero, por mi parte seguir disfrutando dia a dia de cada una de tus palabras.
amén.
gracias Blanco Niebla, ya sabes q yo escribo para que me lean y si los que m leen pierden interés es un fracaso.
;)
sorry, era yo...
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