"Amor" según Negro Sable

1 de noviembre de 2007

Sin lugar a dudas el amor ha sido el tema y protagonista más recurrido en la historia. Ha sido copado casi por completo por las artes: música, teatro, cine, literatura y tal vez en menor medida, escultura y pintura; ha sido el motor de millones de personas y en su nombre se han hecho y dejado de hacer grandes hazañas.

Desde el principio de los tiempos el amor ha llenado la boca de los hombres y las mujeres. Ha sido el argumento mejor pagado para mentir y para decir dolorosas verdades. Ha sido el más irracional de los deseos y sentimientos, pues según dicen dios es amor y nosotros hemos sido creados a la imagen y semejanza de dios, y ¿a caso hay algo más irracional y desconocido que dios? Es más, hay tantos que reniegan, dudan o niegan a dios como los que reniegan, dudan o niegan el amor.

Pero con el paso del tiempo y de las edades, todo avanza. O más que avanzar (porque este es un término con demasiados matices), todo evoluciona. Evoluciona el arte, evoluciona la gente y evoluciona la ciencia. Y aquello irracional y puramente epistemológico que era el amor, pasó a formar parte de la ciencia y sus estudios.

Así que ya han sido muchos los hombres de bien, científicos avezados en los campos del conocimiento aún por descubrir para la mayoría de los humanoides, los que han estudiado y teorizado sobre el amor, convirtiéndolo en algo completamente racional. Sí, hemos pasado de desconocer por qué nuestro corazón vibraba cada vez que se acercaba a nosotros aquella persona especial a saber que todo lo que sentimos tiene un por qué, una solución, y que si quisiésemos, podríamos llevar bajo un sobaco cual erudito universitario un libro con todas las soluciones racionales al ars amandi.

¿Y cuál es la explicación racional al amor? ¿A qué conclusión han llegado todos esos científicos? Pues a que el amor no es otra cosa que una serie de reacciones químicas en nuestro cerebro que son reinterpretadas por todo nuestro cuerpo.

¿Química? ¿El amor es química? La primera vez que escuché eso pensé: “ahora sé porque siempre se me ha dado tan mal con las chicas. ¡Yo soy de letras!” para a continuación llegar a una conclusión mucho más seria y profunda (en el fondo, uno también tiene su humor). Y es que si el amor es química, lo podríamos asemejar a los medicamentos (lo que dejaría el símil con dios para una época pretérita de carácter más prosaico). Aquellos productos 100% químicos que ingeridos nos curan, alegran o incluso salvan la vida. Aquellos mismos que, en sobredosis o mal ingeridos, nos pueden quitar la vida.

Tal vez la definición antigua del amor sea más romántica pero lo cierto es que todos hemos “estado enfermos” y el amor nos ha sanado y que estando sanos, un amor mal tragado nos ha hecho enfermar.