"INICIO DE HISTORIA" DE BLANCO NIEBLA

14 de octubre de 2009

La siguió por instinto, había alguna cosa especial en la situación; era como un sueño en el que una sirena te canta una melodía de la que no puedes escapar, te mira de reojo y te sientes obligado a seguirla, sin preguntarte porqué. La vio entrar en el edificio público y se coló tras ella. Las puertas del ascensor se cerraban pero ella puso su mano y detuvo el mecanismo para que él pudiera entrar. A solas, se miraron por primera vez cuando el ascensor se quedó atascado en el sexto piso.
(inicio de Gris Ceniza)

Él la miró a los ojos y se dio cuenta, de repente, que ella sería su próxima víctima. El ascensor arrancó a los 10 segundos; 10 segundos que se hicieron interminables entre dos desconocidos, 10 segundos que se habían inundado de silencio, roto, de forma inesperada por el sonido de los engranajes.

Todas las demás habían sido elegidas al azar, la dependienta de la tienda de baratijas, aquella chica que tropezó con él en el paso de cebra que había junto a su casa, la conserje del colegio de uno de sus sobrinos… y así una larga lista de nombres y caras que pasarían a formar parte de su ya dilatada carrera. Pero esta vez era distinto, se había sentido especialmente atraído por ella, una morena de pelo corto y rasgos orientales, la verdad era que le recordaba bastante a una novia que tuvo y de la que guardaba muy buenos recuerdos.

El ascensor se abrió en la 4ª planta del edificio y la chica salió disparada hacia una de las oficinas que se encontraban al fondo. Él decidió subir un piso más, estuvo deambulando unos minutos entre los diferentes mostradores y luego bajo para re-encontrarse con su víctima. Había dejado unos minutos de margen para que no se sintiera intimidada de nuevo por su presencia. Se acercó al mostrador del fondo, recogió unos papeles y se dio la vuelta merodeando entre la gente que esperaba su turno. No la vio pero sabía que si no andaba equivocado trabajaría allí y saldría hacía las 3 de la tarde, como la mayoría de los funcionarios. Bajó a comer algo a uno de los restaurantes de comida rápida que rodeaban la plaza y la esperó sentado en un banco. A las 3 y cuarto la vio salir por la puerta giratoria que enmarcaba el enorme edificio de oficinas. Sin que ella se diera cuenta la siguió, bajó a la misma parada de metro y continuó hasta bajarse en el mismo andén. Lo tenía todo preparado y esta vez estaba más seguro que nunca. Al llegar a la esquina del parque que rodeaba a una lujosa urbanización aceleró el paso, estaba a un metro de poder alcanzarla y cuando tuvo la oportunidad la agarró del brazo, ella se giró, él supo que lo había reconocido pero daba igual, cuando lo hacía no había escrúpulos que pararan sus instintos. Le puso la mano en la boca y desapareció con ella entre unos matorrales. Era fuerte, las horas de gimnasio habían servido para algo, y la podía sujetar sin ningún esfuerzo. El ritual era el habitual, pañuelo, formol y sobre todo destreza, se creía un profesional. Le bajo el pantalón y las bragas, con eso le bastaba, y la penetró. Tras los 10minutos que duró la tortura a ese cuerpo inerte recogió sus cosas y allí la dejó, tirada como si fuera un muñeco de trapo; sabía que como a todas, alguien la recogería; también sabía que ella no sería su última víctima, le gustaba lo que hacía, él no mataba, daba a las mujeres lo que necesitaban, eso era lo que pensaba su mente depravada.

4 comentarios:

Gris Ceniza dijo...

Con la bien escrito que está, y que mal royete me ha dado...

cápsula de albal dijo...

si te ha creado mal royete és porque el texto consigue lo que me propuse.. ;)
aunqe no te lo parezca es como un piropo..

Gris Ceniza dijo...

Un piropo, gracias!

Por un momento he pensado que al ser el inicio de GrisCeniza automaticamente teniamos q matar a alguien y sacar sadismo y sexo...

xDDDDDDDDDDDDD

cápsula de albal dijo...

acaso no lo hay?