"CAMBIOS" por VERDE ANTÁRTICO

10 de marzo de 2016

(El día antes) Abro un ojo. El verde despertador que me regaló aquella arpía me mira de manera amenazadora. “Ya queda menos”, me susurra mientras sus agujas se contonean al son de “tic, tac, tic, tac, tic, tac…”. Una brisa que parece provenir del mismísimo antártico me envuelve por un instante e imediatamente, como un acto reflejo, me acurruco en la manta nórdica, buscando asilo del exterior. “No, eso nunca.” Me digo convencido. Llevo meses esperando este momento, no puedo dormirme ahora. Me armo de valor, como cuando de niño debía tirarme de golpe a la piscina para evitar pensar en lo fría que estaba el agua. He de conciliar el sueño. He de conseguirlo. Mirando fijamente al techo, me pregunto si recordaré cómo se hacía. Si podré. Las sombras de la habitación fijan su mirada en mi, burlonas, acechando mi posible fracaso. Cierro los ojos. Hacía mucho que mi cerebro no trabajaba a tal velocidad, justo ahora, que necesito que entre en coma. Tras horas de un arduo estudio sobre la postura correcta para descansar, ese puto cacharro verde comienza a berrear. Solo cinco minutos más.

0 comentarios: