"Base común" por MONO MARRÓN

20 de septiembre de 2013

Año 2024. La jodida bomba explotó, como amenazaban los japoneses. Tras ella la amenaza química de Estados Unidos, arrasando a todo tipo de ser vivo.

Yo he conseguido sobrevivir, con un traje que me aísla de cualquier enfermedad, y escondido en un búnker, junto a cincuenta personas más.
Pero lo jodido de todo es que después del estruendo he olvidado quién coño soy, y de donde vengo.
Dentro del bolsillo derecho de mi pantalón un espejo, que no se para que lo llevo.
El mundo terrestre arrasado, y resulta que para pasar por un acantilado con un puente hecho con un tronco caído tengo que pagar, pero no tengo dinero, el dueño del puente me pide mi mano derecha, colecciona manos, me tuve que quitar el traje y dejarme cortar la mano, el aire contaminado entra en la parte cortada, y me empieza a picar mucho, de repente me crece otra cabeza!! Mierda, no tengo bastante con la mía, que me crece otra!! Al final consigo llegar al otro lado del puente.
Comienzo a andar y a un kilómetro veo más gente, pero están deformes, no son gente, coño!! Son zombies, y vienen por mi, no se que hacer, y saco el cacho de espejo como arma, y les apunto con él. Del espejo sale como un rayo, y empieza a quemar zombies!!! Se ve que en el búnker había un espejo que se rompió, por la vibración, pero las bacterias químicas hicieron un espejo letal para zombies.

Maté a todos los zombies.

Entre la maleza me encontré a una mujer que iba también en el búnker, la única sobreviviente junto a mi. Todos los demás habían sido comida de los zombies.
Con ella a mi lado volvimos a repoblar la Tierra, teniendo nueve hijos, cinco mujeres, cuatro hombres. Estos procrearon, y al final conseguimos hacer una aldea, de seres mutantes por el aire contaminado.

Seres con dos cabezas.
Con dos cuellos.
Y diez dedos en cada mano.
Pero seres vivos.

Conseguimos sobrevivir.

"Base Común" de FUCKSIA ANORAK

19 de septiembre de 2013

Ni una sombra acaricia al arrugado suelo. Todo es lejanía, olvido y cuestiones que no tienen respuestas. Días más abultados de la cuenta, segundos que no tienen fin,…Todo plano e insípido. Intenta recordar un recuerdo inexistente, su identidad es blanca, ni un solo trazo la perfila. Y camina, sin saber su meta. Y respira, sin ser consciente de que las nubes ya no existen.


Entonces, ve algo parecido a una figura. Mide dos metros, cree. Afina la vista y se percata que le falta una mano, está seguro. Toca la misteriosa figura. No sabe de qué está hecha. Parece piedra, parece cemento, parece algo consistente. No sabe que es y, cómo su memoria es ausencia, no puede discernir ni razonar qué demonios es esa fascinante figura. De repente, siente el deseo irrefrenable de completar la sibilina figura y decide amputarse la mano. Lo hace a mordiscos. No siente dolor al hacerlo. Incrusta su mano en el brazo de la misteriosa figura y sonríe. Sonríe y se desmaya.


Al despertarse, la misteriosa figura ya no está. Mira hacia su inexistente mano y ve cómo una cabeza ocupa su lugar y le mira fijamente. Duda. No sabe si esa nueva cabeza es la misma que la suya o no. Se lo pregunta. La nueva cabeza le saca la lengua y se duerme. La amamanta, la abraza cuidadosamente y, mientras le acaricia con la única mano que le queda, le canta una canción que no recuerda. No me moveré más, piensa. Y la nueva cabeza, sea idéntica a la suya o no, sueña con una figura de dos metros a la cual le falta una mano.