"Historia híbrida", según Fucsia anorak

30 de junio de 2008

Noticia: “A las mujeres les excita más ver una mujer desnuda que un hombre, según un estudio”

Con esas robustas y ásperas manos, seguro que se dedicaba al campo. Cada seis meses aparecía por el solitario colmado a comprar algunas reservas. No hablaba, ni siquiera balbuceaba. Decidí seguirle, por curiosidad. Mi mujer permaneció en la tienda, leyendo una revista.

Tras unas largas horas caminando a la luz del mediodía, el hermético hombre tomó una minúscula desviación la cual llevaba a una precaria casa con su discreto terreno para conrear. Me escondí tras unos engañosos árboles y le observé. Efectivamente, era un campesino. Vivía solo y...

Un simpático campesino pasó por detrás de la desfallecida casa y saludó al hermético hombre de campo. “ ¿ Pero por qué cojones me tiene que mirar mal? ¿ Quién se ha creído?” dijo el solitario campesino al cual espiaba yo furtivamente. Dejó caer la azada que tenía sujeta en las manos y sus ojos se tornaron de un blanco hielo. En cielo se oscureció al instante, formándose nubes y escupiendo truenos y relámpagos. Cuando bajé la vista, el hombre se había transformado en una mujer, la cual estaba desnuda y era de un color blanco grisáceo. Ésta se elevaba a un metro del suelo, estaba levitando.
De repente, le empezaron a salir una especie de tentáculos por la boca y por todo el casi putrefacto cuerpo. No paraban de crecer y crecer y se expandían por todo el campo. A los pocos segundos, pude ver cómo los tentáculos se retraían. Y uno de ellos tenía asido un cabeza humana.

Grité y caí al suelo. Cerré los ojos fuertemente, esto no podía ser real, pensaba casi religiosamente yo. Los volví a abrir y me levanté de un solo movimiento. Miré al cielo, aún estaba oscuro pero el hermético hombre, en cambio, seguía siendo el hermético hombre. “ ¿ Pero por qué cojones me tiene que mirar mal? ¿ Quién se ha creído?” dijo. Me temía lo peor, que se repitiese el macabro espectáculo. Pero el hombre de caer la azada y entró en la triste casa. Y salió con un hacha disparado hacia el hombre que le había saludado. Yo estaba paralizado. Cuando reaccioné, era demasiado tarde, el rudo campesino había alcanzado a su víctima y la había degollado sin sutilezas.

Me marché del lugar sin saber que hacer, pues no estaba seguro si lo que mis incrédulos ojos habían visto era cierto o una visión ficticia.

Divagando, divagando, llegué a la tienda y vi que a mi mujer le estaba comiendo el coño otra mujer. Estaba gimiendo y sonriendo. Antes de que pudiese articular palabra alguna, me lanzó la revista que estaba leyendo. El titular era claro: “A las mujeres les excita más ver una mujer desnuda que un hombre, según un estudio”. Mi mujer no creía en Dios, solamente en lo que decían las revistas. Para ella, eran la auténtica religión. Asentí con resignación y me fui a hacer inventario. Mientras contaba los jarros de miel por tercera vez, oía a mi mujer gimotear de placer. Cuanto la quería, gracias a ella me estaba olvidando de lo que había visto en el campo.

"Historia híbrida", según Naranja venenoso

El Cuento de Ego

Érase una vez, en un sitio muy lejano y cercano a la vez, se encontraba un ser pequeño llamado Ego. Ego era un ser individual preocupado por sí mismo, pendiente de sus necesidades y su propio yo. El pequeño Ego iba paseando por ese remoto lugar sin percatarse de todo aquello que le rodeaba, sólo estaba pendiente de sus propios pensamientos, intereses y su ser. A medida que iba pasando el rato y caminaba por esos desconocidos senderos fue convirtiéndose en un egocéntrico, e insensible a los problemas ajenos, se volvió egoísta cuando quiso imponer sus propios intereses a costa de los demás seres que él consideraba insignificantes. Ego se dirigía a su lugar de trabajo como cada mañana, un centro de médico y de belleza, pues era cirujano plástico y se dedicaba a retocar las pequeñas imperfecciones físicas que acomplejaban a los seres de ese pequeño y remoto lugar.

El Dr.Ego utilizaba un egomorfismo ególatra y exagerado al comparase con los otros seres que iba encontrando a su paso por aquel recondido lugar y que por desgracia la madre naturaleza no habia sido tan generosa con ellos, ofreciendo su targeta de visita a todo ser móbil o immóbil con el que se topaba ofreciendo la panacea y la manera de realizar los sueños de ser el más bello del lugar. Que si un retoque por aquí, que si un retoque por allí, que si quitamos por acá, que si ponemos por allá,... fuera o no necesario, siempre tenia la frase exacta para liar al personal para someterlo a operaciones necesarias o no, simplemente para poder de este modo cumplir su objetivo final: poder lucrarse a costa de los complejos ajenos. Esa era su mejor estrátegia y su rutina del día a día para sentirse bien consigo mismo y para hacer fructificar su negocio y asi poder lucir sus artes y su belleza ante todos los demás. Todo el mundo lo admiraba, todas las hembras e incluso algunos machos lo adoraban y querían revolcarse por el fango con él, pero él era demasiado perfecto para rebajarse ante semejante vulgaridad.

Ego seguía impasible por sus afueras pero orgullosisimo tal pavo real por sus adentros, caminando de camino hacia su clínica, levantó un momento la cabeza y vio un estanque rodeado de viejas piedras con una cristalina y transparente agua. Cerca de aquel estanque se asomaba una preciosa flor, aquella flor, era Narciso. A Ego le asombró su belleza, la cogió y sintiendose el rey, se la apropió; posándola sobre su hermoso y brillante pelo. Ego estaba pletórico y rebosante de emoción, quería ver como le quedaba la flor en su maravillosa y dorada cabellera y mirándose en el reflejo de aquella cristalina agua del estanque pudo ver todo su ser reflejado en él.
-Ui, ui, ui… que bien le sienta el Narciso a mi ser! Estoy maravilloso, que bien me queda esta flor, pero que bello soy!

El Dr. Ego acompañado de Narciso por sombrero se dirigió al centro médico de belleza, pues ya eran más de las 10h. Al llegar a la clínica se formó un gran altercado, pues la recepcionista, las enfermeras y todo el equipo médico se quedaron asombrados al contemplar la belleza del Dr. Ego luciendo a Narciso por sombrero. Todos se avalanzaron sobre él, todos querían tocar a Narciso, probar a Narciso, oler a Narciso, hacerse fotos con Narciso!! Pero Ego no dejó manosear a Narciso, se negó en rotundo, con un egocentrismo innato, Ego lo protegió de sus sucias miradas y se encerró toda la mañana en su despacho y allí se contempló durante el resto del día en el espejo que tenia destinado para diagnosticar y examinar a sus pacientes. Ego lo quería solo para él.

Llegó el fin de su jornada laboral, el personal médico fue abandonando la clínica y las luces se fueron apagando. Solo quedaba el Dr. Ego y su apreciada flor en la clínica. Ego salió porfin de su despacho y se percató de que estaba solo. Por fin estaba a solas con Narciso... Ego se quitó la bata, dejó su estatoscopio sobre su escritorio. Puso un poco de música para poder relajarse y se encendió un havano de la caja que aún le quedaba de su último viaje a Cuba. Se sentó en su cómodo sillón de piel reclinable y volvió a contemplarse en el espejo.

Ego se terminó el cohiba, y al verse tan hermoso y sensual no pudo resistirse a la llamada de su libido y empezó a masturbarse frente el espejo. El sudor y el ajetreo hizo resvalar a Narciso por su frente, ir cayendo por su cara, su cuello, su torso, su barriga, hasta depositarse en su miembro... Ego estaba en éxtasi... ver a Narciso encima de su miembro lo puso a mil, lo hizo ponerse aun más cachondo e iba acelerando su frenético ritmo y sus pulsaciones al son de un ritmo sabroson!!
Cuando estaba a punto de llegar al clímax y correrse, Narciso que en ningun momento se había mostrado tal y como era, mutó y mostró su verdadero ser... Dionaea Muscípula, la venus atrapamoscas, vulgarmente conocida como planta carnívora, e hizo lo que su naturaleza espera de ella, incarle el diente a lo que más cerca tenía, el miembro del Dr. Ego, provocandole una amputación de miembro a lo Lorena Bobbit.

El Dr. Ego pálido, llorando y muerto de dolor no podía dar crédito a lo que sus ojos veían!! Esa preciosa flor se había convertido en una maléfica y endiablada plantucha asesina de machacar y destripar miembros por el simple placer de venganza y destrucción o solo por mera supervivéncia? El Dr. Ego no entendía nada, pero arrastrandose logró llegar hasta la puerta de su despacho y largarse mientras Dionaea Muscípula devoraba su miembro.
Ego logró llegar a urgencias pero allí no pudieron hacer gran cosa por él, la única solución que le pudieron dar al gran prestigioso cirujano plástico y grácias a sus contactos fue la última técnica en implantes... Un implante de babosa funcional en el lugar del miembro. El implante de babosa estéticamente no era lo más, pero a nivel funcional daba buenos resultados.

El Dr. Ego, nunca más fue el mismo, nunca más volvió a acercarse a una flor y mucho menos a una planta. Se le agrió mucho más el carácter, pero siguió siendo un egocéntrico, un egoista y un insensible a los problemas ajenos. Siguió dirigiendo su clínica y grácias a su implante de babosa fue conocido como el cirujano más prestigioso del lugar y logró tener mucha más fama y más clientes y así poder lucrarse mucho más. Fue invitado a varios programas televisivos para contar su trágica experiéncia y así aumentó un poco más su cuenta bancaria y dió a conocer a nivel nacional su centro médico. Se forró de millones y le llovieron ofertas de varias productoras del cine porno para realizar películas del sector, pero el Dr. Ego demasiado orgulloso y egocéntrico como era las rechazó y se retiró a una paradisíaca isla del pacífico, donde paso el resto de sus días tumbado en una hamaca, fumando cohibas y tomando el sol.