"Microrrelato", de Gris Ceniza

11 de enero de 2011

Fue un accidente. Se fue el último y nos dejó encerrados pensando que no quedaba nadie. No ha habido rondas de vigilantes que escuchasen nuestros gritos, ni nadie que volviera la vista atrás. Día tras día los dos solos, sin notar nada más allá de las cuatro paredes que nos rodean. ¿Cuanto creéis que aguanta un hombre sin comer? No tanto. Teníamos que beber y al final nos bebimos nuestros propios orines. Había que calmarse, así que hablamos, con pausa, fríamente. Luego vino lo más duro. Fui el primero. Fue tan asqueroso que no nos lo comimos, pero dos días después un solo dedo nos supo a poco. Mi mano izquierda ya es un muñón, la derecha la conservo para trocear. Ella ha perdido la razón, pero por lo menos come y respira. ¿Vale la pena? Porque si al final nos rescatan ¿en que nos habremos convertido?

"Microrrelato", de Púrpura Tenue

Los retortijones la despertaron. Tenía el vientre hinchado. Se giró a un lado y abrazó la almohada. Se puso boca abajo y apretó el estómago con sus manos. Se hizo un ovillo, hasta que sus rodillas acariciaron suavemente su mentón cetrino. Por un instante se resistió a cerrar ojos. Qué ironía, ahora que quería vivir sus dedos no pudieron marcar el teléfono de Urgencias. Antes de que sus párpados se cerrasen para siempre, se fijó en el pisapapeles de la mesita y sonrió imaginando que era la sexy bailarina de cancan que vivía en la puerta del palacio.