"DESPEDIDA DE UN INFIEL" SEGÚN ROJO PASIÓN

23 de enero de 2008

A ti:

He dudado antes de decidirme a escribir esta misiva porque queria evitarte un sufrimiento innecesario. Pero no había otra forma de hacerlo, y decírtelo en persona hubiera sido mucho más doloroso. Imagino que a estas alturas no te cogerá de sorpresa, más, cuando nuestra relación pasa por un periodo de desinterés compartido, de deterioro sentimental y hastío anímico.

Quien puede decir cuánto ama es que poco amor siente y tu me lo has medido tantas veces que la balanza ha cedido por exceso de peso. Te empeñaste en desterrar mis sueños, en filtrar mis deseos, en anular mis anhelos. Te convertiste en el centro de mi universo, desdeñando todo lo demás a la par que me empequeñecias a mí, no pedir permiso, tomando posesión de mi espíritu navegante en mares de ensueño que no era mas que mi mundo de libertad. No es un reproche, es una confirmación.

Me cogiste desvalido y te apoderaste de mi voluntad en un momento de flaqueza. Reaccioné halagado por tu interés, anonadado por tus atenciones, sobrepasado por tu voluntad. No imaginé que era un táctica para anular mi entereza y apoderarte de mi espíritu. Te amé tanto como fui capaz de amar, sin sobreentendidos, sin postizos, pero tú me obligabas a recordar constantemente que habías sido mi salvavidas en un momento que iba a la deriva en un mar porcelanoso y adusto. Te lo agradecía como uno agradece el amor, desinteresado, sin saber que el tiempo era premeditado en la seguridad de ser o convertirte en el único amor recibido, en el único y verdadero. Habías desterrado todo lo demás: mi familia, mis amigos, mi gente... tú, solo tú. Yo y tú; pero hoy he despertado de un sueño ingrato que me ha mantenido sedado todo este tiempo. Hoy el sol brilla desde el firmamento con los rayos de esperanza inyectándome vitalidad desbordada para enfrentarme a la verdad: no te amo.

No te amo por tu altivez, por tu preponderancia, por tu ridícula y axfixiante posesión. No te amo porque mi sometimiento me envenena las entrañas, me enmaraña el alma de sumisión. No te amo porque no te quiero lo suficiente como para hipotecar el resto de mi vida con cheques de gratitud y porque ahora sí me siento grande para enfrentarme a mi error y confesarte que he encontrado a alguien como yo, a la deriba y sin tiempo, sorteando las olas del desengaño emitiendo SOS de salvación y yo la he socorrido, la he ayudado, la he arrastrado hacia tierra firme... y me he enamorado. No, no te rias, me he enamorado; y me voy, dejándote, o mejor, huyendo de esa atmósfera irrespirable que tu llamas Amor. Ójala seas capaz de despertar del sueño de los prepotentes y encontrar el amor sin condiciones.

0 comentarios: