Abres los ojos de repente.
Te incorporas baÒado en sudor. El corazÛn, desbocado, parece que intenta saltar de tu pecho. Tus manos tiemblan dÈbilmente: pareciera que tu pulso se fue de paseo y no tiene intenciones de volver pronto a casa. El nudo en la garganta se siente tan profundo que hasta parece que provoque dolor fÌsico. Est·s seguro de que si intentas gritar no saldr· ni un solo sonido de tu boca.
Mientras te levantas a por un vaso de agua, miras por un instante la hora. Cinco y diez de la maÒana. Demasiado pronto para levantarte ya pero demasiado tarde como para engaÒarte pensando en que vas a poder descansar.
Bebes agua. Te calmas un poco. Vas al lavabo y miras tu cara soÒolienta en el espejo. Las im·genes de lo que has soÒado aun vibran en tu mente. Personajes con dedos como cuchillos persiguiÈndote por las habitaciones de una casa en penumbras. Tus gritos, desgarradores, desesperados, podrÌan haberse clavado como agujas en los tÌmpanos de cualquiera. Desafortunadamente, como en todos los sueÒos, no habÌa nadie allÌ para ayudarte. Y tras un buen rato de huÌda un dolor intenso que te ha hecho despertar. Ha sido todo tan real…
Tras lavarte un poco la cara y lamentarte por las ojeras que lucir·s maÒana al despertar, te giras y sales del lavabo. A ver si descansas un poco, te preguntas de camino a la cama.
Es una suerte que al salir no te hayas visto los araÒazos de la espalda reflejados en el espejo.
"Pesadillas" de NARANJA PASADO
19 de abril de 2010
Tema: "Pesadillas"
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