"Despedida de un infiel" según Gris Ceniza

25 de octubre de 2007

A mi gran y último amor:


En estas horas funestas la luz de las estrellas es mi única compañera. Ni tan siquiera la luna viene a despedirse.
Aun no logro entender porqué justamente ahora, cuando tu familia accede a nuestro casamiento, oigo esos golpetazos en mi puerta.
Me escondo en mis aposentos abrazado a las lujosas almohadas, y derramo lágrimas puras sobre las suaves sábanas que aun retienen tu olor. Entre cortinas de seda y fuertes muebles de roble intento creer que no me espera al otro lado de la habitación. No le abriré, pero se que atravesará las paredes, me arrastrará tras de sí, y me engullirá con toda su furia. ¿Y yo que puedo hacer? Sollozo como un niño perdido, y desearía asfixiarme en mi propio lamento.
Cuando intuí que me seguía me planté frente a él y le miré directamente a los ojos. No me dijo nada, no necesitaba hacerlo. Sin capacidad de respuesta se borraron todas las palabras de mi garganta aplastadas por el peso del fuego de su mirada. Frío y arrogante
me arrancó el corazón sin piedad, pero lo dejó colgando entre mis costillas como una apuesta personal. Luego, me lanzó una última sonrisa desafiante.
Ya entonces supe que me había derrotado, y ahora viene a recoger sus frutos. Mi corazón le pertenece desde que sus ojos me quemaron.
Que dios se apiade de nosotros, porque colándose en mi intimidad, mientras escribo estas líneas, termina de poseerme el desamor.
Tuyo eternamente

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