"1r encuentro" según Blanco Niebla

22 de septiembre de 2008

Nunca pudo imaginar que aquella decisión le arrastrara hasta tal punto de locura.




Se despertó temprano, no quería que la mañana fuera efímera, tenía miles de cosas que hacer antes de ir al trabajo. Se duchó, se tomó su café mientras se fumaba el pitillo mañanero y se vistió para salir a la calle. Recorrió las tiendas de costumbre y volvió a casa. A las 2 ya estaba frente a la pantalla del ordenador.

Vivian juntos desde hacía un año y medio, aquella decisión fue quizás algo premeditada pero los dos estaban de acuerdo en que era lo mejor para que la relación siguiera para adelante. Ambos tenían miles de dudas pero sabían que el otro estaría allí siempre, para apoyarle. No tenían grandes lujos, vivían el día a día, no se molestaban por el futuro y aun menos por el pasado, vivían el presente saboreando cada segundo. Para ninguno de los dos era esa su primera relación, los dos habían experimentado antes la sensación de querer a alguien pero esta vez sabían que era diferente, esta vez no solo era amor, la compenetración y las ganas de hacer cosas juntos se sumaban al fervor y a la pasión como antes nunca les había ocurrido.

Aquella tarde bajó a casa andando, decidió no coger ningún medio de transporte, no le importaba llegar 10 minutos tarde porque él le había dicho que no se preocupara por la cena, que la harían cuando llegara ella. Además de los tópicos que se dicen todas las parejas cuando se mandan un mensaje de móvil, él le había dicho que esa misma noche le esperaba una sorpresa. Ella estaba nerviosa, no sabía que podía ser, no tenía ni la más mínima sospecha, quizás él hubiera decidido hacerle una cena especial, o quien sabe, a lo mejor, aprovechando que al día siguiente era festivo había decidido invitarla a cenar a algún restaurante del centro de la ciudad.

Sacó las llaves del bolso, siempre le costaba un rato encontrarlas, y no es que llevara muchas cosas en aquel reducido espacio, siempre había tenido dificultad para estas cosas y se ponía nerviosa cuando no encontraba algo, por eso, muchas veces, se ponía a hurgar en el bolso mucho antes de llegar al portal.

Subió las escaleras y al abrir la puerta fue sorprendida por Dante, que la llenó de babas y le dio los primeros besos de la noche. Al entrar lo primero que miró fue el comedor, allí no había ningún atisbo de cena especial, tampoco en la cocina había restos de ollas sucias ni de platos a medio preparar. Tenía la costumbre de no saludar cuando llegaba a casa, una mala costumbre, si.

El cuarto del ordenador estaba vacío. Entonces llegó al salón y los vio. Se quedó sorprendida y de su boca solo salían preguntas que no encontraban respuesta. Él la tranquilizó. Sabía que cualquier día iba a ocurrir, que tarde o temprano tendría que tener el primer encuentro con el mundo de él, con sus sueños, con una realidad que ella había estado ocultando en su subconsciente desde que había llegado a la ciudad. No estaba preparada para llevar a cabo aquel ritual; no se lo esperaba; sabía que desde que había decidido continuar con todo aquello un día tendría que llegar su mayor pesadilla; una pesadilla que para él era uno de sus sueños más esperados. Encima de la mesa del salón había unas botellas de alcohol, no había nada de cena; ella, muerta de hambre al llegar al umbral de la puerta, se había quedado sin apetito, solo quería despertar. No podía negarse, se lo había prometido, el momento, el lugar y la hora que él quisiera, no podía oponerse, esto era una decisión de ambos. Ella sabía que el corazón no atiende a la razón, aunque para ambos la razón confluía en diferentes puntos.

Por fin, lo hicieron.

Al despertar, ella noto un olor a sábanas ajenas, aquel perfume no era el habitual; todo le daba vueltas, su locura comenzaba a germinar, ya no había vuelta atrás. La desconocida ya no estaba, de echo, a las 4 horas se había marchado quién sabe si para regresar o no. Él todavía dormía, como siempre, a su lado; pero aquella mañana todo había cambiado a su alrededor. No paraba de darle vueltas, quería olvidarlo todo pero no podía, su cabeza estaba llena de imágenes que nunca serían borradas, había sido espectadora y partícipe de excepción de uno de sus sueños. No podía auto convencerse, no debía hacerlo, pero ahora todo empezaría de 0, lo había echo; algo que creía que nunca podría hacer, pero este echo no había conseguido endurecer su corazón, al contrario, se sentía mucho más débil, desnuda.

A partir de aquel primer encuentro todo cambió, porque las ansias crecieron, siempre quedaba un nivel más que alcanzar, hasta que su mente puso fin, la locura la embriagó y aquellos encuentros fueron sustituidos por una cuchilla en un lavabo ensangrentado. Cuando él la encontró ya era demasiado tarde. A veces los sueños de uno son las pesadillas de otro.

3 comentarios:

naranja venenoso dijo...

Menudo primer encuentro blanco niebla!! Felicitaciones por este magnífico relato!! Me ha sorprendido gratamente y se te echaba (nunca se si va con o sin H, aguamarina pra me va a matar...) de menos por aquí, me alegra verte de nuevo y más aun con este texto! Me ha parecido muy profundo, de verdad.

Anónimo dijo...

asias ;)
aun me quedan unos cuantos desafios por completar, aver si me pongo al dia!!

vomiton dijo...

esto...uff...que mal cuerpo me ha quedado. Gracias!