"Amor" según Magenta Obstinado

19 de septiembre de 2008

IRREVERSIBLE

- Comenzamos en 3 … 2 … 1 …
- ¡Un momento! – interrumpió el sujeto número 13 – no estoy seguro.

La enfermera que manipulaba la enorme máquina, se detuvo en seco y se acercó a la camilla del paciente.

- ¿Qué le ocurre? – le preguntó de una manera tan dulce que sólo inspiraba confianza – cuénteme sus dudas.
- Creo que me dolerá…
- ¿No le duele más ahora?

El paciente cerró los ojos con fuerza, dejando escapar una lágrima hacia la oreja.

- Si… pero ahora sé que mis sentimientos son reales. Puede que mañana hable una fórmula química por mí.
- Ha hablado del proceso y de sus preocupaciones con los doctores durante semanas – respondió la enfermera – Nadie le ha obligado a dar su consentimiento, está aquí por voluntad propia.
- Lo sé – volvió a abrir los ojos para mirar a la mujer del gorro azul – Lo sé… pero tengo miedo de no ser yo mismo.

La enfermera se acercó más al sujeto para susurrarle.
- Por lo que sé de su caso, creo que está haciendo lo correcto.
- ¿En serio? – preguntó el hombre, ansioso por recibir apoyo de cualquiera que quisiera dárselo.- Pensaba que las enfermeras no tenían acceso a esa información.

Ella movió la cabeza afirmativamente.

- Es cierto. No debería ser así, por motivos de seguridad. Nunca se sabe quién puede estar detrás de la máquina ni cómo va a programarla antes de la inyección… Pero ya sabe lo que ocurre en los lugares pequeños – hizo un gesto con la mano restando importancia al asunto – todo se filtra.

El sujeto pareció incomodarse ante las últimas confidencias, molestia que la enfermera se apresuró a eliminar.

- No se preocupe. Si le hablo tan claramente, es para que entienda que puede confiar en mí. Conozco mi trabajo a la perfección, no sentirá ningún dolor y haré exactamente lo que usted y los doctores han decidido previamente. – Hizo una pausa para ver como surtían efecto sus palabras – Creemos que lo que está haciendo es realmente digno de admiración. Es usted un gran hombre.
- No lo he sido tanto en el pasado…
- Pero el caso es que desea corregirlo – le tocó el brazo con delicadeza – además, no puede cargar con toda la culpa, esa mujer lo embaucó.
- No – la frenó él – yo sabía lo que hacía. Me encapriché de una mujer muy guapa que pasaba por un mal momento y necesitaba a alguien en quien confiar. Me aproveché de su situación – otra lágrima se unió a la línea húmeda de su costado – Me aproveché de ella por un capricho y luego la abandoné.

La enfermera parecía realmente triste con su historia, pero hizo todo lo posible por reponerse y continuar hablando.

- Seguro que no todo fue culpa suya… Además, ahora todo se arreglará, su mujer está esperando fuera con su hijo. Cuando salga usted de aquí, no volverá a pensar en otra mujer que no sea la suya, se sentirá plenamente enamorado y su vida se colmará de felicidad.
- No lo creo – el paciente miraba hacia la máquina con una mezcla de miedo y esperanza – Nunca me olvidaré de ella, mi culpa me perseguirá siempre.
- No sea dramático – la enfermera intentaba mostrarse indiferente, aunque se percibía claramente su turbación – No ha sido el primer marido infiel en la historia, ni será el último.
- Ojalá hubiera sido sólo eso.
- ¿No lo fue?
- No… fue mucho peor. Ella…

Le costaba demasiado hablar, pero hizo un esfuerzo.

- Ella se suicidó.

La mujer ya no intentaba ocultar su angustia, tenía los ojos completamente empapados en lágrimas, que ahora dejó salir a borbotones.

- Por eso sé que nunca seré feliz del todo. Siempre sabré que hice algo terrible en mi vida.

Ambos permanecieron unos instantes sumidos en sus pensamientos, hasta que el propio paciente los interrumpió.

- Adelante. Hágalo, estoy preparado.
- De acuerdo.

La enfermera volvió a su puesto y se puso a introducir números en la pantalla lateral del brazo mecánico durante un buen rato. El paciente mientras tanto, miraba hacia el infinito, hacia sí mismo y sus recuerdos, intentando guardar un resquicio del amor que sintió por Alicia, en algún lugar oculto de su cerebro, un pequeño homenaje del que ella ya no podría tener conocimiento. Suspiró, miró por última vez el brazo mecánico que ya estaba programado y acercaba la aguja hacia su corazón, y se preparó para lo que iba a ocurrir.

Ciertamente, fue rápido y no sintió ningún dolor, pero la cabeza empezó a darle vueltas y poco a poco notó cómo se sumergía en la inconsciencia sin poder evitarlo. Buscó con la mirada una cara amiga que lo tranquilizara, pero lo que vio le produjo el efecto contrario. La enfermera, que en ese momento se había quitado la mascarilla, se acercaba a él con una mirada muy extraña, preguntando ¿me conoces?.
Le resultaba terriblemente familiar, pero no, no la conocía… o tal vez si… no era capaz de centrar sus pensamientos.

Ella habló.

- No, no me conoces. Pero seguro que mi cara te resulta familiar – estaba otra vez al lado de la camilla y le hablaba con los ojos muy abiertos – Todo el mundo lo ha dicho siempre, cuánto nos parecemos mi hermana y yo.

Hizo una pausa para distinguir el reconocimiento en sus ojos.

- Sí, ahora ya sabes quién soy. Pero es muy tarde para lloriqueos y para disculpas. Me he encargado de que sufras desde hoy hasta el último aliento que te quede. Cuando salgas de aquí no sentirás nada por la mujer que te espera fuera intentando ignorar su resentimiento hacia ti, ni tampoco por ninguna otra mujer que se cruce en tu camino jamás. He programado el brazo para que sólo sientas adoración por mi querida hermana y lo he marcado como irreversible. El único problema, es que tu amor nunca se verá satisfecho, porque ella está muerta.

Todo parecía un sueño, el paciente no entendía lo que ocurría, quería gritar, pedir auxilio, que se llevaran a aquella loca de allí. Pero no podía más que abrir la boca, ningún sonido salía de ella. Hasta que por fin, durmió.

- Abra los ojos – dijo la voz – Está usted enamorado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Joeeeeeer. Magenta me quedo siempre con la boca abierta mientras leo tus textos!!!

naranja venenoso dijo...

Buenisimo Magenta!!!Muy buena la história!! Me ha gustado muchisimo, me ha recordado un poco a la "Naranja Mecámnica" y a "Abre los ojos" un poco futurista! Sorprendentemente fantástico! jejeje... Empiezas pisando muy fuerte! Me encantan tus relatos! ;)

Anónimo dijo...

es precioso..
me encanta el modo en que lo has narrado, chapó!, me has llenado de emociones i todas diferentes en tan pocas palabras (L)

enhorabuena!

vomiton dijo...

fresco y original. ¡ Qué mala leche tiene las enfermeras ! O cyborg-enfermeras o...