"ALMA" por GRIS CENIZA
7 de noviembre de 2013
Tema: "Alma"
"ALMA" por MALVA MITÓMANO
5 de noviembre de 2013
Tema: "Alma"
"Base común" de GRIS CENIZA
3 de octubre de 2013
Tema: "Base Común"
"Base Común" de MALVA MITÓMANO
1 de octubre de 2013
- Vete ya, y no regreses - suspiró. Y yo volví a callar.
Tema: "Base Común"
"Base común" por MONO MARRÓN
20 de septiembre de 2013
Tema: "Base Común"
"Base Común" de FUCKSIA ANORAK
19 de septiembre de 2013
Ni una sombra acaricia al arrugado suelo. Todo es lejanía, olvido y cuestiones que no tienen respuestas. Días más abultados de la cuenta, segundos que no tienen fin,…Todo plano e insípido. Intenta recordar un recuerdo inexistente, su identidad es blanca, ni un solo trazo la perfila. Y camina, sin saber su meta. Y respira, sin ser consciente de que las nubes ya no existen.
Entonces, ve algo parecido a una figura. Mide dos metros, cree. Afina la vista y se percata que le falta una mano, está seguro. Toca la misteriosa figura. No sabe de qué está hecha. Parece piedra, parece cemento, parece algo consistente. No sabe que es y, cómo su memoria es ausencia, no puede discernir ni razonar qué demonios es esa fascinante figura. De repente, siente el deseo irrefrenable de completar la sibilina figura y decide amputarse la mano. Lo hace a mordiscos. No siente dolor al hacerlo. Incrusta su mano en el brazo de la misteriosa figura y sonríe. Sonríe y se desmaya.
Al despertarse, la misteriosa figura ya no está. Mira hacia su inexistente mano y ve cómo una cabeza ocupa su lugar y le mira fijamente. Duda. No sabe si esa nueva cabeza es la misma que la suya o no. Se lo pregunta. La nueva cabeza le saca la lengua y se duerme. La amamanta, la abraza cuidadosamente y, mientras le acaricia con la única mano que le queda, le canta una canción que no recuerda. No me moveré más, piensa. Y la nueva cabeza, sea idéntica a la suya o no, sueña con una figura de dos metros a la cual le falta una mano.
Tema: "Base Común"
"SUEÑOS PRESTADOS" de GRIS CENIZA
18 de junio de 2013
Atravieso corriendo un laberinto de metal; los estrechos pasillos devuelven mi reflejo borroso, y el suelo helado hiere mis pies como la cuchilla de una espada. Me falta el aire y mis zancadas son cada vez más cortas, pero sé que no puedo detenerme, como si al quedarme quieta aquel lugar fuera a devorarme.
Mi cuerpo quiere descansar pero mi instinto se opone. El miedo araña las paredes de mi cráneo, me duele por dentro un lugar imposible de localizar. La presión se acumula en mi cabeza y empuja tras los ojos, como una gran tormenta que me arrastra y me confunde. No se de qué huyo, pero me aterra. Entonces, desde un rincón interno, se apodera de mí la certeza de que el peligro está fuera del metal. Eso lo cambia todo. Nada es lo que parece aquí dentro. Corro hacia mi fin sin reservas, ignorando que la salida no es la salvación, sinó la muerte eterna e inacabable de mi esperanza. El impacto de la revelación es tan grande que tropiezo desorientada. Un lamento muere antes de partir de mi garganta seca y caigo de rodillas apoyando las manos en el suelo. La gran verdad se muestra tras el reflejo que me contempla. Sobre mi cabeza una mancha negra infinita; es la vastedad del cielo la que me encierra aquí.
Siento que el mal ahora me mira directamente; una voz incomprensible me lo grita, resuena su eco en mis oídos. La sangre bombea con más fuerza. La cabeza hierve. El corazón se aplasta contra las costillas a cada latido. Los músculos de mi cuerpo se agarrotan, los nervios se contraen y sacuden mi estómago. Mis manos, convertidas en dos garras rígidas, aprietan mi cuello. Los ecos rebotan todavía más fuerte. El terror me posee y necesito expulsarlo a través de un grito que no llega nunca a mis labios. Desesperada, con un raciocinio antediluviano, más instinto que razón, clavo mis dedos en mi cara, y busco a tientas la llave que me libere. Acaricio mis ojos, escarbo caminos inexistentes en sus cuencas, trazo un nuevo mapa sangriento para entrar y termino aplastándolos. Tiro de la gelatina filamentosa en la que se han convertido y arranco la masa viscosa; la sensación es como si tiraran de mi cerebro y mi alma se fuera detrás. Explosión de luces y sombras. Chasquidos eléctricos que ensordecen a los zumbidos y a los ecos. Luego el fin, la nada.
Sobre sus cabezas las estrellas siguen salpicando la noche. Antiguos astros que mueren lentamente dejando una huella milenaria, un último aliento moribundo. Es la época en la que el mundo gira más deprisa y el cielo pasa cerca del suelo, incluso algunas luces caen cerca del mar, dejando grandes fragmentos de roca negra hirviendo.
-Mujer, estás embarazada.
"Sueños prestados" de VERDE ANTÁRTICO
12 de mayo de 2013
Lo más curioso es que nunca he visto a alguien caer, es decir, en plena caída.Trabajo como vigilante de seguridad, debería haber visto alguna de ellas al menos Es más, llegaron a hacerme reforzar las vigilancias en el punto del ascensor para poder prevenir este tipo de accidentes.
Pero pese a todo, siempre caen cuando yo estoy en otro lugar.
- Te necesito.
A amante apasionada.
A persona de confianza.
El aire fregando contra mis pelos cambió cuando estos se volvieron plumas.
Nadie echó en falta al “segurata” de gafas y uniforme inmenso.
"SUEÑOS PRESTADOS" por FUCKSIA ANORAK
25 de abril de 2013
¡Pobrecito el vampiro con dolor de muelas! Sufre, los antibióticos no le funcionan. Le dice en un perfecto inglés a su amiga alemana: ¡venga! y se diririgen al dentista. Cómo tienen algo de dinero cogen un dragón de metal evitando así ir por los canales low-cost. Llega al centro comercial donde está un dentista muy bueno de verdad y sube en el ascensor. De repente se hace el vacio y el vampiro cae velozmente. Su amiga alemana coge el pastel de zanahorias que tenía escondido en el bolsillo izquierdo y lo utiliza de colchón. El vampiro, al tocar el suelo, se transforma en Robert de Niro. Ve a su amiga alemana y le invita al estreno de su última película : "pero si ya lo conozco amor,que también me crié aquí". Pero el estreno de su último film resulta confuso, pues al llegar tuercen a la derecha cuando, en realidad, tenían que seguir todo recto y van a dar a un laberinto de hojalata con su amigo Al Pacino en llamas en el interior. Gracias a dios, dice Robert de Niro, ya no me duelen las muelas
"VUELTA AL TRABAJO" de VERDE ANTÁRTICO
4 de abril de 2013
EL DÍA ANTES
Abro un ojo. El verde despertador que me regaló aquella arpía me mira de manera amenazadora. “Ya queda menos”, me susurra mientras sus agujas se contonean al son de “tic, tac, tic, tac, tic, tac…”.
Una brisa que parece provenir del mismísimo antártico me envuelve por un instante e imediatamente, como un acto reflejo, me acurruco en la manta nórdica, buscando asilo del exterior.
“No, eso nunca.” Me digo convencido. Llevo meses esperando este momento, no puedo dormirme ahora.
Me armo de valor, como cuando de niño debía tirarme de golpe a la piscina para evitar pensar en lo fría que estaba el agua. He de conciliar el sueño. He de conseguirlo.
Mirando fijamente al techo, me pregunto si recordaré cómo se hacía. Si podré. Las sombras de la habitación fijan su mirada en mi, burlonas, acechando mi posible fracaso.
Cierro los ojos. Hacía mucho que mi cerebro no trabajaba a tal velocidad, justo ahora, que necesito que entre en coma.
Tras horas de un arduo estudio sobre la postura correcta para descansar, ese puto cacharro verde comienza a berrear.
Solo cinco minutos más.
"Conversación de dos prostitutas en un bar" de BLANCO FUTURISTA
16 de marzo de 2013
"DETECTIVES" por FUCKSIA ANORAK
29 de enero de 2013
Detective-Las lombrices nos indican que murió hace más de un minuto
Policia-Eso lo sé hasta yo
Detective-Pero usted no puede hablar con ellas
Policia-Pero sí con los muertos
Detective-¿Entonces por qué me ha contratado?
Policia-Para desgrabar a la seguridad social
Tema: "Detectives"
"Fantasía Erótica Freak en Noche de Reyes" de BLANCO FUTURISTA
11 de enero de 2013
Los ojos estaban endiabladamente obcecados en poner aire entre sus párpados. Ni las altas horas de la madrugada podían lidiar con la inocencia interrumpida en aquella noche especial, palpitante de futuras y, casi inmediatas, sorpresas. Las sábanas ensayaban nudos marineros bajo los pliegues de su cuerpo, la manta no podía cubrir toda aquella impaciencia y los pies salían inquietos a batallar contra el frío de la noche; batalla perdida. Sus padres, no ajenos por completo a aquella mordida al insomnio, descansaban con la paciencia que solo la ilusión lavada y relavada puede dar, en aquellas noches marcadas con un signo bermejo en el dígito numérico. El sudor hizo su aparición, primero tímidamente entre sus pechos de jovenzuela y las palmas de la mano casi al unísono. En poco tiempo era su lecho el mar y su cuerpo la incómoda embarcación que va a cualquier lugar menos al descanso. La mano tanteó bajo la almohada y con la eficiencia que la la repetida costumbre asió el móvil que le iluminó el rostro al consultar la hora: 4.30 am, muy pronto para todo. Temerosa pero empujada por mil manos gamberras, puso un pié en el frío suelo, con sumo cuidado, como si en su aventura de la verticalidad fuese a romper un antiguo encantamiento, y se puso de pies. El silencio de la noche la miraba con más ganas de delatarla que de arropar su viaje furtivo. Sabía donde iba; lo había ensayado muchas veces, midiendo los movimientos, las acciones controladas, pero en ese instante el ensayo quedaba solo en el cuerpo aprendido, ahora tenía que vérselas con el estreno de la obra deseada. Se empapó los labio al sacar la lengua como un ritual antiguo de una tribu amazónica, que daba a su concentración aspecto de sobre esfuerzo. Los labios parecían engordar, y el latido tenía su réplica en las muñecas, en las sienes y en el sexo. Las manecillas de las puertas fueron propicias, y callaron en su chirriar de metal, como para darle abrigo en su camino hacia colmar el deseo prohibido. El ensayo de los días anteriores, al contrario de lo que se pueda adivinar, no la tranquilizaba en estos momentos, sino que pesaba como una obligación impuesta a repetir movimientos que, ahora, en el momento de la verdad, no le parecían tan útiles. Así, nerviosa, palpitante, excitada, llegó al cuarto de estar. Allí se amontonaban un millón de paquetes de todos los colores, con lazos y papel maché, brillando al cobijo de un árbol recargado y colorista que no engañaba a nadie en su vago intento de hacerse pasar por natural. La cara se le iluminaba y apagaba con los ritmos histéricos de sus luces rojas, azules y verdes, y su movimiento parecía, por tal efecto, más robótico que humano. "Estúpidos regalos" pensó, y paso entre ellos sin hacerles el menor caso. Un ruido al final de la casa hizo que doblase las piernas y estirase los brazos en horizontal, dándole un aspecto de amazona que realiza su danza sagrada. Así, en esta postura, incómoda, nerviosa, con la boca secándose de pronto y los ojos muy abiertos, esperó unos instantes, temiendo la vergüenza de ser sorprendida, como una criatura que quiere ver sus regalos de navidad por no tener paciencia para esperar a la mañana. "Todo menos eso" se dijo, y es que a sus 14 años, lo último para su ego juvenil era menguar en edad y respeto. Así, en cuclillas, con sus blancas piernas desnudas sobresaliendo bajo la camiseta blanca de mercadillo (fea incluyo para dormir), siguió su avance discreto hacia su destino. Ya andaba cerca. En un pliegue oculto en el antiguo sillón, aquel que nadie usaba, aquel que era solo pieza del recuerdo, metió su mano temblorosa y rebusco unos instantes, mientras controlaba la puerta. Encontró lo que buscaba: un objeto metálico y alargado hurtado, hacía unas horas y bajo previo estudio, del falso fondo del cajón de la cómoda de su descuidada madre...
"DETECTIVES" por "BLANCO FUTURISTA"
3 de enero de 2013
La certeza la llevaba por dentro, inscrita en la parte interior de una costilla cualquiera. A esa altura ya sabía que algo no marchaba bien y su olfato detectivesco le hizo obcecarse en la idea. Una imagen recurrente, como de carne podrida, y un puñado de días arruinados por la imposibilidad de ignorar los malos olores. Aún así se sintió forzado a actuar, con el respaldo del que no sabe nada se lanzó, con poco más que una certeza de vísceras incómodas, a intentar desarmar el misterio; pieza a pieza, lado a lado sentir a sentir. Y así fue como, con los contornos aún goteando de sangre, se vio con la costilla en la mano, girada hacia la luz para observarla mejor, y en mitad el último aliento de consciencia, suspiró mientras corroboraba, con el alivio del reafirmado en su intuición, que todo marchaba bien de tórax hacia dentro, que solamente la pura resistencia al absurdo reinante exterior fue la que le llevó a extirparse aquel miembro, que solo por mera fricción por el entorno estaba ahora muriendo con las pruebas en la mano. El desmayo era inminente, y la sonrisa no empaño su último gran caso resuelto.
Tema: "Detectives"