"ANIMAL" de VERDE ESMERALDA

22 de octubre de 2012


LA BESTIA HUMANA





Parecía una mañana como cualquier otra, con el despertar recibí la maravillosa sensación de amor y paz que me llega con la luz del amanecer, me hundí en mi misma para agradecer la oportunidad de contemplar una vez más la grandeza de Dios en todo y en todos, al sentir el agua en la ducha me sentí motivada a bendecirla y bañé con ella mis pequeñeces, con reverencia di gracias por mis capacidades, imploré se me concediera verlas mejor y así fortalecerlas para bien mío y de los que me rodean, agradecí por mi desayuno caliente y servido en una mesa, compartí con mi familia a través de las maravillas del ordenador, me despedí y salí al encuentro de mi rutina diaria.
Tomé el metro, para llegar a la escuela, de esta nueva ciudad adonde me encuentro haciendo unos cursos de especialización en parapsicología, presté atención a la gente, me entretuve pensando como cada uno va con su mundo personal a cuestas, algunos se miran más seguros que otros, presiento que marchan con la confianza de que tienen el control de sus vidas, y si no es así, celosamente guardan su inseguridad a fin de que nadie se entere de sus temores y frustraciones.
Al rato veo a una mujer que deja entrever su dolor, extiende las tristezas de su pequeño mundo, mira alrededor en busca de auxilio y solo encuentra su propia soledad, las corazas que resguardan las almas permanecen cerradas. Al fondo, del vagón, un grupo de jóvenes, llenan de alegría el ambiente con sus risas y carcajadas compartidas, algunos las reciben con ánimo otros fruncen el seño, en muestra de solapada envidia, y algunos otros despiden antipatía por perturbarles sus murallas.
El tren se sacude, al entrar bajo tierra y detenerse en la estación de subsuelo, al encenderse la luz artificial, salgo de mis cavilaciones, las puertas se abren, salen unos y entran otros, de pronto no puedo contener una exhalación, al mirarle entrar por la puerta del medio, a los ojos de todos es un hombre más, de unos cuarenta años, alto, de cara recia muy varonil, bien parecido, de porte elegante, parece profesional de oficina de buena posición, sólo que yo he aprendido a observar y logro ver los reflejos de su aura, me atrevo a calificarle como una bestia humana, es uno de esos seres que al pasar van absorbiendo y consumiendo la energía de los que están desprevenidos, las murallas personales no son defensa, solo la fuerza del espíritu que se entrega al mundo en una mirada fija y penetrante puede contener su canibalismo.
Veo como al pasar va dejando sin energía a los que están a su alrededor, y entre más consume más elegante y poderoso va a apareciendo a los ojos de todos, una mujer empieza a gemir luego de que pasa a su lado, una pareja empieza a discutir acaloradamente, unos niños comienzan a pelear, un anciano se empieza a quejar de dolor.
El ambiente en el tren ha cambiado de repente, ya todos están con sus energías abajo, indefensos y cansados, una chica guapa con pose de modelo, empieza a tirarle miradas de ¡aquí estoy! totalmente desprotegida, le extiende una mirada de súplica, él la mira de arriba a abajo para luego golpearla con su indiferencia y recoger toda su energía, observo como ella le entrega todo a manos llenas, si pudiera allí mismo se le entregaba, pero el arma del animal fue rechazarla.
Está a unos pasos míos, sé cuál es su estrategia, recojo mi energía con una exhalación profunda, me revisto de Luz y Amor Divinos, y me quedo mirándole justo en el medio de sus ojos, se da cuenta, y se esfuerza en revolcarme, entramos en una lucha de poder de miradas, él un animal devorador de voluntades, yo una mortal que ha aprendido a protegerse, le ordeno devolver lo que ha robado, se resiste, su naturaleza es devorar, la mía proteger, en segundos entablamos una callada lucha, es poderoso, pero en ese momento el cielo se pone de mi parte, el tren sale de la profundidad y asciende a la superficie, la luz del sol penetra incandescente e inunda todo el vagón, al instante el hombre, cierra sus ojos y al hacerlo le dirijo la luz del cielo con la fuerza de Dios en mi mirada, al instante se le escapen las energías que había robado, la pareja deja de discutir, los niños empiezan a reír, la mujer sacude su cabeza y se mira de nuevo tranquila, el anciano se pone de pie con renovadas fuerzas, y el animal, baja la cabeza, busca a la chica con pose de modelo, pero ella ya está reforzada y le ignora, no le queda más que bajar del tren en busca de nuevos indefensos.
Yo estoy exhausta, pero completa y renovada al ver tantas almas que sin saberlo recibieron una lección de amor, doy gracias al cielo por la gratuidad con que protege y bendice a sus hijos, nunca estamos solos, solo se necesita saberlo y hacerlo vida.

1 comentarios:

vomiton dijo...

eh...uh...un poco raro, no? está bien pero raro,raro (genial la tensión)