"Amor pasional/amor racional" de BLANCO HIELO

10 de octubre de 2011

Una noche más, como siempre desde hace tantos años, me meto en la cama y me acurruco en mi lado izquierdo. En el derecho estás tú, desde hace ya un rato. Lo sé porque, aunque estoy, como siempre, de espaldas a ti, noto ese leve halo de energía que desprende tu presencia. Por eso y porque hace un rato te despediste. Menuda despedida: hasta mañana, desde el otro lado del pasillo. Nada de buenas noches, tampoco de que descanses, nada. Y de besos, claro, ni hablar. Hasta mañana, y allí me quedé, como un idiota junto a la puerta del salón. Tal vez te contesté hasta mañana mientras mi corazón se convertía en un charco.
Ahora me acuesto a tu lado, con cuidado para no despertarte, y lo mismo que desde hace mil y pico noches: no soy capaz de dormir. Con lo cansado que estaba. Con lo cansado que estaba de tus dimes y diretes, de tus ambigüedades, de que hoy parezca que sí y mañana que no, del olor de tu perfume inundando el pasillo, y sobre todo, de llevar años pensando que no sería capaz de aguantar esta situación ni un solo día más. Y aquí estoy otra noche, mirando la lámpara del techo por el rabillo del ojo, a través de la oscuridad de nuestra habitación, porque los ojos no se me cierran.
Te escucho respirar, pero no sé si duermes. Llevo todos estos años con la incertidumbre de si tú, al otro lado de la cama, de cara a la pared, descansas por la noche o te vuelves tan insomne como yo. Pero no soy capaz de darme la vuelta para comprobarlo, ni tampoco de preguntar, ya tan de madrugada. Para mí es más fácil imaginar que duermes, ajena a mi existencia y a mis tempestades; o bien que yo a ti también te desvelo, pero que lo llevas en silencio igual que yo, esperando que lo suponga.
Prefiero imaginar cada una de las posibilidades, o convencerme, según el día, de alguna de ellas en base tu forma de respirar o a la forma en que estás tumbada -esas pruebas inequívocas-, antes que averiguarlo por mí mismo. Porque a lo mejor no soportaría descubrir que llevo años en vela mientras tú duermes, enfrascada en tus sueños, sin reparar siquiera en que al otro lado de la cama había alguien. O tal vez, puestos a ser sinceros, si te pregunto, confiesas que tú tampoco eres capaz de dormir a mi lado, y me sugieres que me marche para siempre al cuarto de invitados, lejos de tus espiraciones pausadas y de tu cabello oscuro.
Y una noche más, en ese debate entre la incertidumbre asesina y el miedo a descubrir la verdad, al final se me desploman los párpados antes de decidir si hoy es el día de saltar al vacío y cortar el aire de la habitación con esa pregunta que cada noche se me quiere asomar a los labios: ¿duermes?.

4 comentarios:

Negro Sombra dijo...

Me ha encantado tu texto! me ha transmitido muchísimo, he sentido cada palabra como si fuera real... hasta el punto de pensar que el autor era un hombre! Simplemente genial :)

Blanco Hielo dijo...

Anda, y cómo supiste que la autora era una mujer, si sólo está firmado con el pseudónimo del taller? :P
Muchísimas gracias, Negro Sombra, y bienvenido al taller.

Negro Sombra dijo...

Me lo chivó un pajarito :P ¡Muchas gracias Blanco Hielo! Seguiremos leyéndonos ;)

Rojo Celestial dijo...

Está mal hacer comparaciones, pero es el texto que más me ha gustado de este desafío. En realidad el tema no me gustaba demasiado pero este texto es genial, la historia que se repite en muchas camas, pero contada de forma que te metes completamente en la persona sin pensar en tópicos.
Vamos, que me ha encantado!!